Nov 21, 2006

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Le Corbusier

La lección no hubiera sido establecer un vínculo de derecho absoluto entre el destino de una roca y el de una casa sino, con tanta más elocuencia, saber que esas rocas que hallamos hermosas son un milagro de la composición celular, verdaderos palacios microscópicos calcáreos soldados con sílice. Y que la naturaleza es organización en todas las cosas, desde lo infinitamente pequeño. Y que el hombre sentirá su corazón aliviado y su espíritu tranquilizado cuando mediante sus obras se haya puesto en armonía con el universo, con las leyes de la naturaleza, en la que todo es nacimiento, crecimiento, muerte y renovación eterna.

Punto de Vista Técnico y Espiritual, p.31

La unidad que hay en la naturaleza y en el hombre es esta ley que presta vida a las obras. No bien la regla es reconocida y admitida, los parásitos, los residuos, pierden su derecho a la ciudad. La renovación está en el corazón de los acontecimientos naturales, por estaciones, en el seno del año solar o por ciclos, como las civilizaciones. También nuestras sociedades se han renovado sin cesar.

Las reglas: humano y naturaleza, p.57

Extraido de "Cómo concebir el urbanismo", Le Corbusier

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