Las traslúcidas manos del judío
Labran en las penumbras los cristales
Y la tarde que muere es miedo y frío
(Las tardes a las tardes son iguales)
Las manos y el espacio de Jaciento
Que palidece en el confín del Ghetto
Casi no existen para el hombre quieto
Que está soñando el laberinto
No lo turba la fama, ese reflejo
De sueños en el sueño de otro espejo,
Ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
Labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquel es todas Sus estrellas.
De: El otro, el Mismo
Borges, Obras Completas
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